Harrison Ford fue un fracaso como actor durante años. Doce editoriales rechazaron el manuscrito de JK Rowling para Harry Potter . Una compañía discográfica (sin duda, antepasado de los editores de libros) rechazó el primer álbum de los Beatles. El Viagra, la penicilina, los marcapasos y la vacuna contra la viruela surgieron a partir de errores.
Ahora preguntémonos ¿de qué sirve el fracaso? El fracaso es en realidad un ingrediente importante, quizás incluso crucial, para el éxito. La principal diferencia entre los innovadores que tienen éxito y los que no lo tienen es la capacidad de fracasar y aprovechar ese fracaso como una herramienta de aprendizaje para el éxito. Como el fundador de Honda, Sochiro Honda, dijo: «El éxito es un 99% de fracaso». Él debería saber que sus vehículos mantienen su valor de reventa mejor que cualquier otro vehículo en la carretera en la actualidad.
Producir resultados vs innovación
Si su empresa sólo premia el éxito ha matado efectivamente cualquier posibilidad de que se convierta en una fuerza innovadora. El castigo al fracaso impide que cualquiera tome los riesgos necesarios para tener éxito con la innovación. Sólo a través del fracaso se aprende a salir de la zona de confort y encontrar caminos distintos a los que los demás están tomando. Como dijo una vez el poeta y novelista James Joyce: «Los errores son los portales del descubrimiento».
Si sólo premia el éxito matará la posibilidad de que su empresa se convierta en innovadora.
A menudo hay una tendencia a hiperconcentrarse en los resultados, pero estos no siempre son los mejores indicadores de si la estrategia de innovación está funcionando. Por ejemplo, en el fútbol, el entrenador no puede enseñar a los jugadores cómo ganar. Lo que enseña son los sólidos fundamentos de un buen juego: fuerza, resistencia, precisión, lectura de otros jugadores, y cuando los jugadores son capaces de aplicar estas técnicas fundamentales a su juego, comienzan a ganar.
Lo mismo puede decirse de un instructor de escritura creativa, o un profesor de piano, o un administrador de innovación. Aprenda a juntar todas las piezas de innovación: hacer una lluvia de ideas, colaborar, resolver los pros y los contras, desarrollar alternativas, gestión de proyectos, etc. Haciéndolo, en ocasiones esto producirá éxito. Con más frecuencia, producirá un error. Pero si las técnicas fundamentales se hacen bien, esas fallas producirán razones para haber llegado al fracaso y, precisamente de ahí, nacerán las nuevas soluciones y el éxito.
Resulta obvio que ningún negocio puede sobrevivir indefinidamente extendiendo cheques en blanco a un equipo de innovación que provoque religiosamente costosos errores. Es fundamental recoger éxitos en el camino. Pero, ¿cómo se puede determinar si un fracaso es un paso hacia el éxito, o un paso hacia el borde del precipicio financiero?
Los errores tienen que ser buenos
¿Puedes aprender del error que cometió tu equipo? ¿El error nació realmente de un pensamiento inteligente? Los buenos errores son aquellos que aportaron conocimiento y experiencia al equipo, sea el resultado rentable o no. Ahora, tome lo que salió mal, aplíquelo como una lección aprendida, y vuelva a encaminarse hacia la solución.
Los errores tienen que ser originales
En otras palabras, si ya cometiste ese error, detente. Asegúrate de que tus errores siguientes al menos obedezcan a un nuevo rastro y no vuelvan a encerrar los mismos viejos errores aburridos del pasado. Los errores originales son los que te enseñan algo y aportan un nuevo factor a la ecuación que antes no existía.
Los errores tienen que ser reconocidos
Darse cuenta de que hay un problema es la mitad del problema. Si el desarrollo de la idea es costoso, lleva mucho tiempo y engulle recursos, entonces debe detenerse. No escondas, niegues, ni trates de dar un giro positivo a una idea perdedora. El fracaso que conduce a la innovación significa reconocer el error, detener el sangrado antes de que los fondos se agoten.

Evalúe cómo acepta los errores
Estas son algunas de las preguntas que debes hacerte para averiguar si estás realmente dispuesto a incubar esta cultura:
- ¿Oculta el hecho de que cometió un error, rara vez aprendió algo de sus errores y, a menudo, repite los mismos una y otra vez?
- En lugar de aprender de los errores, ¿los obvia?
- ¿Acepta los errores y le da reconocimiento a la gente por los errores cuando se aprendió algo y se tomaron todas las precauciones para que la idea sea un éxito?
- ¿Observa que el aprendizaje a largo plazo es más importante que los resultados a corto plazo?
- ¿Acepta algunas fallas como herramientas de aprendizaje importantes?
- ¿Alguna vez cometió errores a propósito?
Hay que practicar la humildad para reconocer que todos nos equivocamos
El proceso de innovación está pavimentado con buenas intenciones y soluciones inteligentes, pero resulta imprescindible practicar la humildad en su más amplio espectro personal para reconocer que todo el mundo no sólo se equivoca, sino que realmente es bueno que ocurra de vez en cuando.